Recientemente en Journal of Experimental Zoology, fue publicado un trabajo del Dr. Alexander Vargas Milne, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile y en que da a conocer los resultados de un análisis del experimento de Paul Kammerer (1880-1926) con el sapo partero y su relación con los nuevos descubrimientos sobre factores no genéticos que intervienen en la determinación de la ontogenia. El trabajo de Vargas permite apreciar que el experimento del investigador austríaco, impugnado como fraude, en definitiva sí poseía un valor científico real y que nos lleva a asumir que el cuestionado científico estaba en realidad vislumbrando los primeros descubrimientos en el campo de la Epigenética y que como factor incidental en la herencia incorpora los patrones de metilación de ADN.



El Dr. Alexander Vargas, Facultad de Ciencias de la Univ. de Chile

Según las versiones más generales, Paul Kammerer se suicidó dos meses después de ser acusado de fraude en la Revista Nature, en agosto de 1926. Lo peor de todo fue cuando un analista de sus experimentos afirmó que una de las características heredadas en un sapo de Kammerer se había conseguido introduciéndole tinta china. De esta manera, Kammerer pasó a ser un héroe trágico en la historia de la ciencia.

Kammerer apoyaba las ideas Lamarck respecto a la herencia de los rasgos adquiridos, y que proponía que un ser podía transmitir, no sólo por los genes, características a su descendencia.

En definitiva, la óptica científica y biológica del Dr. Vargas, permite hoy apreciar que el experimento de Kammerer evidencia implicancias en genética del desarrollo y permite visualizar mecanismos de regulación genética que no implican cambios en la secuencia de ADN haciéndose claro que de los trabajos de Kammerer, podemos percibir las primeras observaciones sobre herencia epigenética y que involucran mecanismos de herencia no necesariamente mendelianos.